Gance consiguió un contrato de una temporada como actor en el Théâtre Royal du Parc en Bruselas, pero siguió escribiendo guiones. | |
Tras el estreno de Napoleón (1927), Gance mantuvo una carrera irregular con el cine sonoro, incluida Lucrèce Borgia (1935) y volviendo al tema de Bonaparte con Austerlitz (1960). Sin embargo, tras el fracaso de su película de ciencia ficción La fin du monde (1931), su popularidad cayó en picado. Dirigió un drama histórico, La digue (1911). Durante este período, escribió y dirigió un corto experimental, La folie du docteur Tube (1915), sobre las alucinaciones de un científico, en el que empleó una variedad de lentes distorsionadas y espejos para crear el efecto visual de las alucinaciones. Tras el drama La dixiéme symphonie (1918), Gance hizo una película antibélica, J’accuse (1919). Ayudado por el cinematógrafo Leónce-Henry Burel, creó escenas en las que los muertos recorrían campos de batalla, que tocaban a los espectadores que vivían en el tiempo de postguerra. En un viaje a Estados Unidos en 1521, Gance conoció a D. W. Griffith. En 1923 dirigió un drama sobre un padre y una hija, La roue (1923), que fue innovadora por su uso de montaje acelerado. En 1979, se proyectó un nuevo montaje de Napoleón de cinco horas, lo que recuperó su fama e introdujo su legado a un gran número de admiradores apenas dos años antes de su muerte por tuberculosis en 1981. Se produjo cierto interés por el trabajo de Gance cuando los directores franceses de la nouvelle vague volvieron a descubrir sus películas mudas.
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AuthorCarlos Morales. ArchivesCategories
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